jueves, 9 de febrero de 2012

Persiguiendo amores de barra


En la primera sesión de los Encuentros Literarios Cósmicos le fuimos siguiendo la pista a los amores de barra... A los de la conocida canción de Ella Baila Sola. Sin la presión de tener que continuar con el estilo de un texto literario, jugamos a imaginar cada uno de nosotros qué sucedería después de que ella va al baño a retocarse el maquillaje y en unos minutos todos lo pusimos por escrito; éstos son algunos de los resultados... Colirio en los ojos, pegote de rímel, la copa en la mano y vuelvo a tu lado...


...Y te miro, tuerzo mi boca en lo que cualquiera hubiera pensado que es una espléndida sonrisa y te toco alargando mi mano, que parece tocarte con anhelo, pero solo es la historia que se acaba cuando sale el sol... Tú me dices cosas bonitas al oído y yo parezco creerlas. Cuando en la mañana la luz del sol inunda mi habitación, ya no estás. Sonrío, mi boca vuelve a torcerse en lo que todo el mundo pensaría que es una agradable sonrisa. 
(Mayo Belzuz)



Él la dejó jugar. Una noche repetida con el final de siempre. Amanda intenta convertir las cosas en cristales rotos. Mira a su alrededor y desiste. Asqueada intenta recomponer algo de su imagen. Imposible. Abandona. Da un último trago a una copa sin sabor y con un gesto le dice adiós.
(Esteban)



...Y cuando llego a nuestro rincón, aquel rincón donde empezamos a conocernos, donde sellé con mi carmín esa primera copa que compartimos... Me doy cuenta de que ya no estás... y es cuando me choco con la realidad de tener que volver a comenzar otra vez, una vez más... quizás en otra barra de un bar... y ya no tengo fuerzas par volverme a equivocar. 
(Palmawewe)



...Pero ya no soy la misma. Si te hubieras atrevido a llevarme a tus labios cuando nos conocimos, así, sin pensar más, si te hubieras dejado llevar por mi aroma... Entonces era todo color y blandura, un manjar apetitoso. Pero te parecí demasiado vulgar. Yo lo leí en tu mirada. Y enseguida se te fueron los ojos en busca de otros bocados. Claro, un amor de barra era muy poco para ti. Preferías ligarte a esa baguette (que te parecerá muy chic aunque en el fondo es lo mismo aunque un poco más delgada) pero lo que nunca te perdonaré es qe te fueras con esa hogaza de pan payés que no sirve para hacer un bocadillo ni medio decente, con esa miga tan indigesta que ojalá se te atragante y te acabe matando. 
(José Manuel Fernández)



Ella vuelve a donde creía que él estaba bailando pero no, no está, él ya se ha ido... se ha ido con otra, seguro, mierda, no debí tardar tanto, debía haber ido a retocarme el maquillaje antes, seguro que le espanté con este rímel corrido estos ojos de cadáver y este aliento de dragón, ¡buaj!, qué asco, mejor que me vaya a casa que ya es hora... pero ¿y si me lo encuentro? ¿y si está fuera todavía? No, eso no, antes muerta a que me vea derrotada volviendo sola después de cómo me he pavoneado ante él... Mejor me quedo... sí, me quedo. Voy a por otra copa, que ya se me han derretido los hielos y seguro que alguno cae... una chica no puede estar mucho tiempo sola en un bar a estas horas y con tanto alcohol.


Aunque sé que nunca seremos amigos, que nunca te llamaré si me desvelo una noche. Que no sabrás mi apellido y dentro de una semana no te acordarás de mi nombre, ni de mi rostro.
Porque nunca nos amamos, y jamás nos anhelamos... uno de tantos, una de tantas.
Me marcho ya, son las seis de la mañana...